Dicen que las comparaciones son odiosas, y sobre todo en el caso de los niños es una gran verdad.
Pero no puedo evitarlo., soy una malamadre.
Igualitos como dos gotitas de agua, pero digamos que uno es la versión mini de Teresa de Calcuta, y el otro, ¿cómo diría yo?...
...el hermano pequeño de Gollum.
Para no etiquetar, porque además ya se sabe que en los niños estas cosas van cambiando con el tiempo, no diré quién es quién. Pondremos nombres ficticios, no sé, así a vuelapluma se me ocurren ¡Zipi y Zape!.
Zape es capaz de abrazarse al plato de la merienda y espachurrarse la nocilla contra el jersey con tal de que no quede una rendija por la que Zipi, o lo que sería aún más intolerable, Clarita la proscrita puedan meter la mano.
O esconder en su cama el Tiranosaurio Rex (el dinosaurio favorito de los dos) y dormir toda la noche con él incrustado en el culo, sólo por el pequeño placer de que su hermano tenga que conformarse con el Triceratops que no es ni la mitad de chulo como todos sabemos.
Luego es muy cariñoso, eso sí, muchos besos y abrazos y eso, pero lo de la propiedad privada lo lleva a rajatabla.
Sobre todo la suya.
Bueno, realmente, sólo la suya.
Pues ahora que estáis en antecedentes os cuento.
Este més en el Kinder, celebraron San Nikolaus, y a cada niño le dieron un gran calcetín rojo lleno de nueces, cacahuetes, mandarinas y chocolates. Además han hecho un gigantesco calendario de Adviento.
En un árbol han puesto cofrecitos rellenos con un par de chocolatinas y cada día un niño tiene el privilegio de elegir uno y llevarselo a casa.
Cuando entré a recogerlos, estaba Zipi muy compungido abrazadito a Fabio (su profe favorito, que es educador infantil por las mañanas y tatuador por las tardes).
Este me explicó, que estaba un poco pelusón, porque hoy le había tocado el regalito a su hermano.
Zape por su lado se pavoneaba con su cofrecillo "mi regalo" mi regalo" por ahí aprovechando la ocasión para pasárselo por las narices al pobre Zipi.
Cualquier ocasión es buena para dar por saquillo a su hermano.
Mientras me contaba Fabio lo que pasaba, me dio una bolsa roja atadita con un nudo con la ropa de Zipi, que entre la pelusa y que estaba muy entretenido jugando con sus amigos se había meado enterito.
Charlando como estaba, pues no me di cuenta de como Zape se quedaba con la bolsa.
Antes de despedirnos de Fabio, en un ataque de amor fraternal sin precedentes que nos dejó a todos los que conocemos al interfecto con la boca abierta y a mi en particular que no me cabía una pajita por salva sea la parte, abrazó a su hermano y le dio la preciada cajita con muchas alharacas.
¡¡¡Ay si es que eres más bueno!!!
¡¡¡síi, Zape e mu beno!!!
Claro, si es que hay que compartir
Siii partir. Zapito e mu beno.
Y salió del Kinder arrastrando el aura de santidad y saludando a todo el mundo como si fuera el Papa.
Yo más contenta que Perico con su guitarra con el reformado Zapito y el otro más felíz que una perdiz con su cajita mirando de reojillo a su hermano todavía incrédulo. Todos contentos.
Llegamos al coche cada uno con lo suyo y Zape con la bolsa.
Abrir!!
¿Cómo se dice?
Po favó abrir
Muy bien
Le abro el hatillo
Y muy entusiasmado mira dentro sin amilanarse por el pestillo a pis que salía de allí dentro
Saca un gayumbito, y un leotardo, me mira con cara de &$%(·"&$Q%$%·"$(
tira la bolsa le da un empujón al otro pobre.
Mi regalo! Es MIIIIOOO.
El otro sentado en el suelo del empujón llorando, el Gollum comiéndose su tesoro sin respirar y a dos carrillos. Y yo pensando que fue bonito mientras duró.
La cabra siempre tira al monte.
Cómo siempre, geniales
ResponderEliminarJooooo, como duelen esas cosas. Un abrazo.
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